Lo único

19:59 2 Comments




lo único que me llevaría
hasta la tumba
sería un buen puñado
de tabaco
un libro de teillier
unas temporadas en valparaíso
un poco de pólvora
(por si acaso)
y, por supuesto,
un beso tuyo.

00:16 0 Comments




he tenido mi cuaderno
húmedo y desalmado
esperando por mí
en mi maldito piso

él me ha tenido a mí
expectante, arrogante
allá arriba
a que le escupa un poco
de verdad.

Amistad

17:46 1 Comments

Yazgo entre poesía vieja

roídos papeles
muertas colillas
y ánimas con caras conocidas.

Me pierdo en
sus antiguas letras.
Sus recientes vivencias.
Tomo unas botellas
llenas de polvo
y escucho, atento.

Discuten conmigo
sobre el fondo o la forma,
en realidad es un pretexto.

Me declaran que la
vida debe adaptarse a mí
en vez de yo a ella. Una verdad.

Preguntan por qué
sus manos tienen una memoria
más fiel que sus propias memorias.

Y a mí, no me queda más
que alabarlos, brindar con ellos
y escupirles que viven de ideas.

17:22 0 Comments

Éxtasis existencial

NSN

16:52 2 Comments




Es que quizás
siempre quisimos trascender
y nunca pudimos atrevernos
a que nos escupieran en la cara.

Nos creemos dueños del mundo
pero nos parece un monstruo
demasiado ajeno
como para mantenerlo en nuestro regazo.

Estamos condenados
a escribir locuras
y vivir rutinas,
a enamorarnos de incorrespondidas,
a escribir versos
que no serán leídos por nadie.
Nuestra misión es
vaciar el corazón de las botellas
y para ver las estrellas.

Somos los hijos
de los que perdieron la guerra civil
Somos nada.
No, mejor dicho
No Somos Nada.

19:12 0 Comments

Te propongo que
descifremos nuestros nombres
en las canciones,
en las brisas.

Vamos a reencontrarnos;
vamos a reencantarnos.

Porque soy capaz
hasta de botar mi poesía
y cambiar mis ideas.

Así que acompáñame, porque la vida
es un juego demasiado ajeno
como para jugarlo sólo.

Un hombre muerto en el ring

12:43 2 Comments

Y ahora,

por lo menos,

tengo un motivo

para desvalarme

por mis noches

interminables.

Y ahora,

por lo menos,

no son necesarias,

tan necesarias,

tus caricias.

Aún así, las añoro

las busco, irremediablemente.

Ínfimamente, inconclusamente.

Una vez

oí decir a una anciana ciega,

que la tristeza es para

muertos sin zapatos.

La tristeza

es para gente ciega,

pensé.

Y ahora por lo menos,

me queda la certeza.

12:17 0 Comments

C"W

23:33 2 Comments




MIIIIIRA HACIA ADELANTE, que el futuro es nuestro.

Rezo por vos. Estaba en llamas cuando me acosté.
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La ventana iluminada por la luna
mis sueños apastados por la plata
o una mañana,
la verdad de un amigo
y una mentira también.

Se apaga el sistema
y soy el único que lo quiere prender.

Estoy borracho y qué wuea
a veces me siento un loco "demencial".

Hablo con mis amigos lejanos
lorro por mis emociones
reprimo mis pasiones.

Y sigo siendo yo
como Chinoy,
y me saco los zapatos
queriendo ser otro.

Me creo poeta, así me siento felíz
me creo "rebelde", fulano, o quizás
hago desliz.

"No me encuentren parecido, si es que no
me miran fijo"

Espero la llamada, para seguir peleando.
Así que, quizás,
me siga quemando.

ME FALTA CORO.

01:01 0 Comments

Me gusta sentirme real, pero, cuándo me demuestran que ser real no es, necesariamente, sentirse vivo; me veo al espejo y sólo veo un arrogante echo de papel.



Dónde nadie sabe de mí y yo soy parte de todo

Live and let die

19:12 0 Comments



Voy a jugar
con mi cabeza
hasta que
me den ganas
de suicidarme.

Esperaré sentado
botado, desganado
para ver
cuánto se demoran
en llegar las moscas
a mi velorio.

Y así, no me
sentiré
tan solo.

Urbano

16:11 0 Comments



No me gusta
vivir aquí.
Me siento estático
vacío, pegado.

Siento que este lugar
es gris, es triste;
no me motiva a nada.

Salir es estancarse,
y quedarse
lo mismo da.

Quizás, lo único que me agrada
de vivir entre muros grises
y personas fomes,
es que está la esencia de cada momento
o de cada ausencia.

Y cada esquina me traerá
nuevos recuerdos
cada lugar, viejos momentos
contigo, o sin ti.

19:32 0 Comments


y cuando todo el lugar

huele a botellas vacías
cuando puedes distinguir
las risas volando alrededor
cuando ya no
te sientes parte de ti
es que de verdad
compruebas que sigues
vivo

Protocolo

16:56 0 Comments



Vamos a seguir
escribiendo estupideces
al menos, hasta que se nos seque
el cerebro;
y nos sintamos tan vacíos
que no queramos decir nada.
Sólo así podremos saciar
nuestras ansias de libertad
y expresión.

Vamos a seguir
gritando improperios,
levantando las manos,
cantando tonadas,
escupiendo en la cara
y soñando un poquito más.
Sólo así nos seguiremos
sintiendo parcialmente
vivos.

No me interesa lo que opinen de mí
mientras yo pueda opinar de ustedes.
Guárdese su monóculo
y a cagar.

De Piedra

09:25 0 Comments

Te propongo
que dejemos de alabar
a falsos ídolos,
para empezar a arrodillarnos
por verdaderas personas.

¿Qué hicieron
los que están detrás de mí;
si no más, que nacer
antes?

La trascendencia puede ser un acto ínfimo
pero significativo.

Te propongo, que soñemos
no con adorarlos, si no con superarlos.

Clásico de Clásicos

16:49 1 Comments

Siento que

el apelativo clásico
llega a dar asco,
estanca, estiliza, y entorpece
todo.

Es que en verdad
cuando uno llama a otra cosa
"un clásico", lo llena de polvo.

Si no, que lo venga a decir Cervantes.

Espero nunca llegar a ser como
el Manco de lo Panto.

Estaba en llamas cuando me acosté - Charly García

22:25 2 Comments




No le presté atención hasta que levanté la vista, por mala fortuna de él. Íbamos caminando hacia el mismo lado, por la misma vereda; yo detrás de él. Era un hombre de mediana estatura, ni tan alto ni tan bajo, por atrás parecía un tipo normal, usaba traje y seguramente rondaba los 40, o eso creo. El problema es que no puedo creer nada, ni suponer menos. El tipo yace calcinado enfrente mío y me muero de desesperación de saber que no puedo hacer nada por ayudarlo. Sus ropas aún siguen en llamas y su carne chamuscada está dejando un olor asqueroso en la calle.

Él caminaba, yo también. Él fumaba, a mí me hubiera gustado haberlo hecho. A medida que él iba caminando, obviamente, su cigarro se iba consumiendo. Nuestro camino surcaba una desolada calle de la suburbia, nadie en el paraje a excepción nuestra. La vereda tiene a los costados árboles con no tan espeso follaje, mal que mal, es otoño. En su mano derecha empuñaba un cigarro, nunca supe de qué marca (y de haberlo sabido habría sido útil ¡aunque fuera un sólo dato!), el cual hace unos 12 minutos se le consumió al muy desgraciado. En el momento en que pegó la última inhalada de cáncer se prestó a botar la colilla pero, justo en el momento en que apretaba el filtro y sus pulmones devolvían el humo hacia el exterior, vio un balde colgado del tronco de un árbol, con un engañoso rótulo de "basurero". El individuo introdujo el cadáver del cigarro en el balde y éso fue todo. Una llamarada lo abrazo instantáneamente y un sonido sordo inundó el lugar. Cuando logré divisar un poco el tipo se revolcaba en el piso, ardiendo completamente. Se revolcaba, gritaba, no sé si lloraba o suplicaba, la verdad no puedo decir de qué estoy seguro, la situación fue extrañísima. Yo era el único que lo veía y también él que no hacía nada. No sé si sus ojos encontraron los míos, pero ruego a Dios que no lo haya hecho, así seguramente murió sin experimentar una cuota de desilusión. Cuando dejó de revolcarse alocadamente y comprendí que había muerto, comencé a moverme. Para mi sorpresa, me puse al lado del cuerpo y sólo atiné a pensar. Qué lastima saber que nunca podría llegar a averiguar nada de aquella masa, no tiene rasgos faciales, mucho menos documentos (todo quedó absolutamente consumido, hasta sus ropas); seguramente ni huellas digitales tiene. Sólo ahí comprendí, qué tan ajenos podemos llegar a ser. Nada nos pertenece realmente.

15:51 1 Comments

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Me siento y no lo siento
es que quizás estoy divagando.

Está la misma muralla delante mío
y me da lata pensar que me acompañará
quizás, por siempre.

No deberíamos seguir alabando el pasado
mejor será escupirle nuestras ideas
a falsos ídolos de yeso guardados
en nuestras bibliotecas.

Me molesta pensar que el gris muro
sólo se dará a caer
cuando mis manos ya estén cansadas,
agrietadas de tanto andar.

Pueden quitarnos todo,
más, no pueden quitarnos lo que pensamos.

You can close your eyes but you can't close your ears.

Bukowsky

21:52 1 Comments

Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza. Estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos

No basta vivir por mi.

16:45 0 Comments

A veces siento que la duda es un lazo tan bien sostenido como el de la certeza.



T.R

K.W

19:59 1 Comments




Chica de mirada celeste
de conversaciones infinitas,
quiero decirte algo.
La certeza,
no debe ser absoluta
si no, todos
deberíamos pegarnos un tiro
-casi- todos los días.

Lástima que no sepamos
lo que pasa
por nuestros cuerpos,
al vernos
desamparados
al son de la música.

La certeza no es más
que lo que tú digas
a cualquiera.

Un par de cosas ciertas

15:57 3 Comments



Un par de cosas ciertas,
un par de cosas malas
pueden ser aciertos.

Tener un ojo morado
puede ser bueno,
tienes algo que contar.

No sacar siempre buenos resultados
puede ser bueno,
te mantienes en la medida.

Cantar desafinado
puede ser bueno,
así siempre tendrás tema de conversación.

Ser un mediocre
puede ser bueno,
duermes tranquilo.

Carlos y Angélica

17:26 0 Comments

Aprendí a conocer
a mis viejos
una noche,
caminando por la calle.

Salí de mi casa
sin tabaco, dejando la billetera,
echando chuchás.

Yo los conosco
ellos a mi.
Yo los entiendo
ellos no tanto.

Enumerando sus cagás
recordando las mías.
Agradezco su sinceridad,
sus valores, el bienestar.

Hay gente que te habla
de revolución.
Yo te dije (compañero)
que esa idea, como la ropa,
se lava en casa.

Ellos son los únicos, que,
quizás ciegamente,
se enorgullecen de mis segundos lugares
y, lo más nítido-bonito
es, que me siguen queriendo.

Peace

11:26 2 Comments

En el templo del placer, dijo Lucybell.


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Me fascinas
lástima que siempre que te vea
terminemos peleando.

Me gusta tu presencia
pese a que solo te dediques
a escupirme tabaco y conciencia.

Me encantaría que
vinieras a buscarme
pero estás acabada,
en tu cama postrada.

Me mantengo en una puta balanza.
Soy como un peso más.

Yo creo que me gustaría
ser viento
solo para ver tu cara,
al apagarte el cigarro.

Especímenes del Carrete

10:08 4 Comments


Y aquí estoy, nuevamente, otra noche. Me siento agotado, de verdad que no quería venir; en fin, tenía que acompañar a Christián, no lo iba a dejar sólo, si ni conoce la ciudad, menos ésta discoteque. El punto no es ése, la verdad. Lo que quiero decir, es que me siento pésimo. Debo haber dormido unas ocho horas en los últimos tres días, aparte de que anduve trabajando (obviamente, en una pega que no me gustaba). Si, mi vida es esforzada (introduzca tono de sufrimiento aquí).

Me mantengo sentado sobre esta silla vieja, el escenario es el "Zoom-11", una discoteque del ambiente juvenil. Nada fuera de lo común, no les voy a mentir diciéndoles que el carrete estaba totalmente excepcional, con putas bailando sobre el escenario y la barra regalando alcohol como si fueran sonrisas, no no, pero si se quería, se podía pasar muy bien en un lugar como este. El local estaba medianamente lleno, el problema es que como no tiene ventilación el aire se siente densísimo. Buena música, el animador movía sus hilos haciendo saltar a la gente en la pista. Sí, la noche daba una oportunidad de disfrutar. Cualquier persona corriente que haya venido aquí hoy podría haber dicho a la salida: "Compadre, fue uno de los mejores carretes a los que he ido" y, posiblemente, así sería.

Me mantengo en mi sitio, estancado, descansado quizás. La mirada perdida desde este segundo piso tratando de enfocar a la gente en la pista, abajo. Fumando. Empiezo a analizar a cada rostro que veo. Fijo mi mirada en un par de tipos allá abajo. Es entretenido detenerse a observar a todos los tipos de persona que hay aquí.

Me da risa un pobre hombre, debe tener más o menos mi edad, que trata de engatusar a una joven que baila al compás de la música. Se le acerca, ella lo rechaza. Por la espalda, tampoco amigo. La mira a los ojos y ella se aburre; le dice algo en un tono que se cacha que es molesto, seguramente una sacada de madre y la mujer se va. Hay tantos como él en lugares como este.

También por ahí veo a una niña con cara de intermitente preocupación, apoyada en la barra. Con vaso en mano, y cigarrillo entre los dedos se dedica a lo mismo que yo, observar. Ella lo hace con recelo, mirada furtiva, en todo caso. Analiza a cada persona, cada participante, me gustaría poder decir. Cuando ya diviso uno, ataca. Se le acerca por la espalda el hombre, que estaba bailando perdidamente sólo dentro de la masa de gentuza, le susurra algo al oído y comienza la acción.

Me produce gracia el ejercicio que estoy realizando; cada persona dentro de este local (y dentro de esta noche) tiene su característica propia, como si fueran carta de una baraja; cada cual con su color y número. Veo un viejo que no sabe que está haciendo aquí, tampoco sabe como bailar lo que suena, y eso que no es difícil. Unas cabras chicas pasadas de copas, obviamente en su carnet no marcan más de los 18 años que pide el cartel de la entrada. Los guardias, con sus oscuros ropajes y miradas altaneras de gente agotada.

Veo a un tipo alto, moreno, bailando; muy motivado la verdad. Encendido. Se le nota en la cara que es el tipo de personas "con toque". Seguramente triunfador en la vida. Sus amigos le pasan y pasan vasos y él, solo bebe. Baila con dos mujeres y sus amigos de cerca, mirando. El falso ídolo.

Un grupo de mujeres sentadas en una mesa, alejadas de la vida, de la luz. Bebiendo, riéndose por lo menos; mal no lo pasan. Se ríen del resto de gente, siendo que a ellas les encantaría estar en sus posiciones, en sus pies, labios y pieles. Seguramente ninguna de ellas nunca ha besado, o si lo hizo, fue por error y/o influencia del alcohol. Seguramente nunca han sentido lo que es el verdadero calor humano. Las rechazadas.

Así sigo mi mirada por un grupo de hartas personas, reunidas al contorno de una mesa, cada cual con su vaso (y varios vacíos alrededor). Uno tipo alza una mano y la baja lentamente, luego grita una palabra al aire. Todos los que lo ven estallan en risas y carcajadas. El payaso. Quizás ése tipo sólo es así con tres tragos dentro del cuerpo, quizás.

Me levanto de la silla y me acerco a la baranda. Le doy mi último beso a el Viceroy que mantengo en mis dedos y lo dejo caer desde el segundo piso. Los observo a prácticamente todos los concurrentes a este evento, seguramente más de alguno me estará viendo ahora. Yo los pude identificar y, en una de esas, ellos también. Yo los clasifiqué como lo que eran y ellos; ellos se equivocan al clasificarme como lo que ven. Me ven como el hueón funado del carrete. Y, en realidad, soy el que observa.

Interferencia

22:58 4 Comments




Estoy gris
Me siento,
perdido dentro de mí mismo.
Cada vez que prendo el "YoChannel"
sólo veo, interferencia.

Me siento
como el protagonista
de una novela
que no he escrito
(o quizás no escriba)

Creo que en realidad
todos me quieren sacar del hoyo
pero, en el fondo,
yo no quiero salir.
Y, menos, sacarme a mí mismo.

No, no es monotonía.
No, no es conformismo.
Digamos más bien
Que es simple interferencia
en mi posible radio mental.

Brick by Brick

21:12 1 Comments

Ojalá
que dios
se digne a matarme pronto.

Solo así
podré encontrar
la llave
para romper mi jaula.

Triple perspectiva

12:44 2 Comments




Emilio


Me apesta ese tiempo de gente. Se creen los dueños del mundo solo porque miden 1.87 y son atléticos, claro, pero si les pones un test de cultura general se cagan enteros. El tema no es que odie a Renato específicamente, es más, me atrevería a decir que es mi culpa que no seamos "compatibles"; digamos que mi desdén viene por un ámbito más general, odio su biotipo de persona. Un tipo que piensa que tiene todo asegurado, que su viejo le va a pagar una carrera en una privada (en lo que será, seguramente, el sucesor de su empresa) y su única preocupación es si se agarra menos de dos minas el viernes por la noche porque, oh dios mío, como el Renato Urzúa se va a agarrar menos de dos poh' hueón. Un petulante que trata de demostrar que cuando aplastas a alguien te engrandeces tú, aunque este muy equivocado moralmente.

En fin, ése es Renato Urzúa, el Rena, y la verdad; contra su persona no tengo nada. Pero el tema es que se mete en mi camino o, más que él, su dama me interfiere. Rocío, oh Rocío, no sabes como me cambiado la forma de ver el mundo. Rocío Olavarria es una mujer segura, quizás demasiado segura, esa esa la imagen que demuestra. O quizás demostraba esa estabilidad, hasta esa noche.

Era un viernes cualquiera, estábamos terminando las clases. "Sí, nuestro protagonista es un simple (o quizás no tan simple) estudiante". Yo sé que a Rocío no le había ido bien (escuché que a su viejo le dio una enfermedad; además de sus notas, supongo yo) pero igual salía, y harto. Claro, en el carrete todos cambiamos, nos transformamos en otras personas con otras costumbres y otras actitudes. El ambiente nocturno tiene unas cosas mágicas que si fuera un poco más racional (o quizás, simplemente, serio) las escribiría en una especie de ensayo.

En fin, estaba yo en una casa ajena, echando la talla como si nada pasara con un grupo de personas que no vale la pena mencionar, cuando entra ella de la mano de Renato. "Maldito infeliz -pensé-, seguramente, la hará sufrir". Tragos más, tragos menos; y en una hora ya estaba yo a sus espaldas, a fuera de la casa, escuchando su sollozo. Los había visto pelear, me había hecho el hueón. La había visto gritarle, reí por dentro. Y, también, ví la escena en que la mina salió sollozando del lugar, ocultando su cara, mientras el pedante imbécil ese no hacía más que reírse con sus compinches.

Cuando me acerqué, ella pensó que yo era él.
- Ándate, concha tu madre -me gritó sin si quiera verme.
- Si quieres me voy, pero te aclaro que no soy concha mi madre, nací por cesaria.
- Ah, Emilio -me dice Rocío, secándose las lágrimas con la manga de su chaleco-. Disculpa que te trate así, juraba que eras el Rena.
- Si, yo igual lo trataría así.

Está ebria, lo noto. Ella me mira, pero su mirada no es fija, trata de sonreír pero no puede. Seguramente trato de tirarle una talla fome, ella se ríe por compromiso más que por gracia. Seguimos un rato así, fijo, mirándonos.

Silencio incómodo.

Vuelvo a verla y esta con los ojos cerrados, la busco; ella responde. Nos quedamos así, con ese beso, un par de segundos. Debo admitir que Rocío me sorprenda, sus besos son exquisitos, me dejan en la altura incluso un par de minutos después de habernos separado. Ahí noto que está sorprendida. Quizás, no era lo que esperaba. Quizás, no era lo que quería.




Rocío

Sabía que no tenía que salir con el 'Rena' o, por lo menos, no venir con él para acá. Siempre que sale con sus amigos y conmigo, me termina dejando botada y, la verdad, en estos tiempos no estoy para eso. Necesito que me apoyen, no que me dejen sola.

Al entrar a la casa noto al tiro a los que andan aquí. Tipos como el 'Chalo' Ramírez, el Emilio González o Jiménez. De las mujeres no cacho a muchas, deben ser amigas de la dueña de casa. En fin.

Al principio obviamente estoy con Renato (lamentablemente, también con sus amigotes). Sigo con él hasta que ya noto que empieza a tomar más de la cuenta; no es que yo no beba, igual tomo con él, pero no de esa manera. Cuando veo que la cosa se empieza a despilfarrar, me voy con las damas que están por el otro rincón de la pieza. Al levantarme de la mesa pierdo un poco el equilibrio, esperando que nadie lo haya notado miro por la habitación, todos enfrascados en sus conversaciones, todos excepto Emilio. Nunca he entendido bien a ese hueón, yo creo que le gusto.

El asunto es el siguiente: sí, me curé; tomé más de la cuenta. Sí, él fue un maricón; anduvo hablando mal de mí con sus amigos ¡y conmigo ahí mismo! En fin, siempre pensé que el imbécil era un cabeza de músculo, lo que tengo que reconocer era que no era como los de su tipo en la cama, no era bruto, sabía como hacer la gracia. En fin, cuento corto, me puse sentimentaloide, le lloré un par de estupideces en su cara y en la de sus amigos y salía corriendo de ahí, hacia el patio.

Ahora estoy sentada en este húmedo pasto, sollozando todavía, cuando escuchó un par de pasos, se acerca mucho. Le grito fuerte.

- Si quieres me voy, pero te aclaro que no soy concha mi madre, nací por cesaria -me responde. Ahí noto que, obviamente, no es Rena.
- Ah, Emilio -puta, ojalá que este hueón no cache que ando con la depre-. Disculpa que te trate así, juraba que eras el Rena.

Discutimos un poco acerca de el tipo este, noto el desdén que le tiene ¿Envidia?. Quizás. El punto es que me hago la hueona, yo sé que el me quiere comer, la verdad sí que estoy borracha, pero no creo que sea una excusa válida ¿despecho?, quizás sea mejor que la primera opción ¿no?

Hay un momento, en el que dudo, se me cierran los ojos y me pongo dubitativa. No alcanzo a reaccionar y ya tengo la boca del tipo este encima, pegada a mis labios. La verdad, me veo sorprendida, pero nunca malagradecida. Empiezo a besarle como sé que le gusta a los hombres, jugando un poco con la lengua, labios de arriba y abajo, un poco coqueta con los dientes, sí, estas mañas son fáciles de aprender.

La cosa es que en cierto momento nos separamos, y quedo sin aliento. Él nunca adivinará por qué, la verdad, es que al alejar nuestras bocas, mi cuerpo (o, quizás, más que mi cuerpo) pedía más de aquello. Fue entonces que escuche la voz de Renato, la escuché atenta mientras veía la mirada sorprendida de Emilio.




Renato.

La Rocío anda super rara últimamente, de verdad que no la entiendo. No sé si andará en su periodo o habrá cachado alguna hueá; ojalá que no le hayan contado la volaita con las morenas en Punta del Este si no, pa' la casa Don Rena.

La cosa es que la pasé a buscar temprano, para que conversáramos en el jeep. En vez de meternos en sus rollos, ¡empezó a criticarme la minita! Increíble. Me decía qué por qué veníamos a un carrete donde iban a estar mis amigos, que a ella le aburrían los cabros, blablabla, estupideces. Al final preferí optar por un simpático "sí mi amor, tienes razón, para la otra la hacemos a tu manera".

Llegando al lugar cacho al tiro que está bueno el ambiente, están los tipos que tanto les molestan a la Rocío y un par de pernos también, hay harta mina también, deben de ser amigas de la Flo, que es la dueña de casa.

-¡Wena, Rena! ¿Cómo está mi perro?
-Aquí nomás poh' Soto, vine con la Rocío.
-Hola cabros -responde ella sin ganas.
-Hola -le responden ellos con igual desdén. Se nota que entre ellos no fluye la cosa.

Me siento en la mesa con mis compinches y comenzamos a beber. Invito también a la Rocío "No quiero que te aburras, amor" le susurro. "Muy tarde", me refriega.

En cierto momento, cuando ya veo que la cosa no aguanta más (y la verdad, mi cuerpo tampoco) caigo en el quizás, más grosero error de la noche.

-Sí poh', como el viejo de la Rocío, más muerto que ese otro.

No alcanzo a alzar la vista para ver la expresión de Rocío, cuando ya noto que la cagé. Ella sale foribunda por la puerta que da al patio, y yo me paro para ir a buscarla cuando noto la risa de mis compañeros. Encrucijada. Caigo bien con los cabros o con esta mujer. Solo, atino a reírme.

Me quedo tomando en la mesa hasta que de verdad me costaría pararme y, en efecto, no lo intentaría, de no ser que no noto que Rocío vuelva. "Pa' mí que anda puro maraqueando esa otra" Risas de mis acompañantes. Puta que se siente rico sentirse querido.

Voy acelerado al patio y la noto de espaldas a mí, pero veo a ese otro imbécil de González sentado enfrente de ella, mirándome.

-¿Qué hueá estaí haciendo? -le grito mientras me acerco, apretando los puños.
-Nada -respondes ambos, al unísono.
-Nada te voy a hacer yo -le digo al flaco mientras lo levanto con los puños.
-¡Suéltalo hueono! -me grita Rocío.
-Tú lo pides -después de decir esto lo tiro hacia la piscina que había cerca. Por el sonido del agua o no sé si por mi risa estridente, la gente empieza a salir de la casa para cachar qué pasa.

Rocío me empieza a pegar en el pecho y a gritar cosas que la verdad no puedo escuchar (¿o no quiero?). Cuando veo que se empiezan a acercar mis compañeros de adentro, ya es demasiado tarde. El imbécil de González está al lado mío, y con algo entre las manos. No alcanzo a decir más.

-¿Qué tienes ahí...?

Emilio comienza a golpearme con el objeto a la altura del abdomen, primero lo siento caliente, bastante. Cada estocada se siente hirviendo, hasta que retira el objeto de mi carne. Antes de caer al suelo, logro ver el reflejo de mi sangre en su cuchillo.

Ahora lo veo desde el piso, veo un poco borroso pero sigo observando. Veo como mis compañeros lo han desarmado y cómo lo están acabando y escucho algo... un llanto. ¿Será Rocío? ¿Será por mí? ¿O por él?

¿Poesía?

10:48 3 Comments

¿Poesía,
Es lo que preguntas?

Poesía no son libros viejos,
razonamientos difíciles,
ni cursos en el extranjero.

Poesía es el vaso derramado,
el cordón desamarrado
y el cigarrillo apagado.

Poesía es una bofetada en la cara,
un gancho al hígado,
un escupo a a tu retina.

Poesía, es, en esencia
vida.

Y la vida es,
más allá
de lo que puedes ver.