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Asqueroso, ridículo y lento. Digno de una patada en las weas y un escupo en la cara.


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Jaja

El otro día te vi. Andabas en la biblioteca, discutiendo, para variar. Me habían dicho que andabas por allá, así que rehuí de mis deberes para verte, aunque fueran solo un par de minutos, aunque fueran solo un par de respiraciones cercanas y tu voz.

Al llegar me sorprendí, puesto que pensé que estarías sola, más, no fue así. Rodeada de tus pares frente a un erudito quizás. Debatías. Yo, ni tonto, tenía un plan en el caso de verte ocupada: preguntaría por el concurso de poesía entrante, tal cual bohemio necesitado de billetes.

Mi impresión no fue menor al darme cuenta que no estaba la encargada del concurso. "Mierda -pensé-, improvisa hueón". Me acerqué al cubículo adyacente al que había revisado y, al notar levantarse la mirada de su ocupante, pregunté: -"Disculpa, ¿tienes 'Sobredosis', de Fuguet?". Espera, y el devenir de la señora dentro de los estantes del fondo. Espera, y una mirada al salón. Espera, una mirada de reojo, y escucho. "Ese es el problema de la educación pública, ¿ves?. No, no veo, no escucho. Solo pienso pero ni sé en qué. Te veo, y tú, ni percatas mi presencia. Te veo y pienso si alguna vez me verás. Sigue la espera... No, no me notas.

Al volver la bibliotecaria con el roído volumen, me retiro del lugar. "Help" de los Beatles comienza a sonar en mis audífonos. "Sí John, yo también necesito ayuda" reflexiono mientras atravieso la puerta de vidrio y escucho una risa, seguramente femenina, a lo lejos.